Existen tres
niveles de organización en los cuales los ecólogos concentran el enfoque:
- Población. Es un grupo de personas, u organismos de una especie particular, que
vive en un área geográfica, o espacio determinado.
- Comunidad. Es un grupo de individuos de una o más especies que viven juntos en un lugar
determinado; es también un tipo de organización social cuyos miembros se unen
para lograr objetivos comunes.
- Ecosistema. Es un sistema biológico constituido por una comunidad de organismos
vivos (biocenosis) y el medio físico donde se relacionan (biotopo).
La principal meta de
la ecología de poblaciones (también comunidades y ecosistemas) es establecer
las causas que provocan la diversidad de algunas especies en un determinado
espacio. Buscar el por qué de las tasas de crecimiento, la evolución misma y
las perspectivas a futuro.
Las poblaciones (al
igual que las comunidades y los ecosistemas), se relacionan unos con otros a su
nivel de organización, lo que nos lleva a identificar dos tipos de interacción,
por medio de: relaciones intraespecíficas y relaciones interespecíficas.
- Relaciones intraespecíficas. Hacen referencia a interacciones de
individuos de la misma especie dentro de un ecosistema.
- Relaciones interespecíficas. Son las que se establecen entre las diferentes especies de un ecosistema.
En una población
siempre habrá relaciones tanto positivas como negativas; mientras el ecosistema
permanezca en equilibrio, estas relaciones, en conjunto con diferentes factores
bióticos y abióticos, mantienen una cantidad equilibrada de individuos.
Cada vez que interactúa
una población con otra, una de ellas o ambas, modifican sus tasas de
crecimiento. Al resultar una población mayormente favorecida, su velocidad de
crecimiento tiende a aumentar (+), pero si es perjudicada, su tasa tiende a
disminuir (-). Existen ocasiones en donde ambas pueden resultar beneficiadas
(+/+), otras tienen efectos mixtos (+/-) y otras más son perjudiciales para las
dos ambas poblaciones involucradas (-/-). El efecto nulo es señalado con 0.
- Cooperación (+/+). Ambas especies resultan favorecidas, más no dependen una de otra, ya que pueden llevar a cabo su vida cada una por su cuenta.
- Mutualismo (+/+). Beneficio para las dos especies, sin embargo, su relación involucra un apego bastante marcado, por lo que ya no pueden sobrevivir si se separan. Por ejemplo, las bacterias nitrificantes en las raíces de las plantas.
- Comensalismo (+/0). Solo una de las especies se beneficia, pero sin ocasionarle daño algunl a la otra.
- Amensalismo (-10). Una especie no permite el pleno crecimiento y supervivencia de la otra, sin tener que pasar por alguna alteración. Llamado también como exclusión.
- Competencia (-/-). Cuando dos poblaciones de especies distintas se ponen en contra debido al interés por la obtención de algún recurso ambiental. Cuando dos poblaciones necesitan el mismo recurso, cada una de ellas intenta de contrarrestar la velocidad de crecimiento de la otra.
- Depredación (+/-). Una especie decide tomar el papel de depredador al atacar y matar a la otra especie (que pasa el lugar de la presa) para alimentarse. La población depredadora se beneficia, a la vez que la población presa se inhibe.
- Parasitismo (+/-). Interacción de dos especies, donde una de ellas (el parásito) se alimenta a expensas de otra (el huésped). Esta relación es necesaria para que el parásito no muera, y en ocasiones puede causar la muerte del huésped.
Estructura y funcionamiento del ecosistema
La estructura de un ecosistema está conformada por un
biotopo (el medio) y una biocenosis (los organismos), y a su vez, el o los
tipos de relaciones ejecutadas entre ellos. Es un profundo sistema en el que
interactúan los seres vivos entre sí, además del conjunto de factores no vivos
que forman el ambiente: temperatura, elementos químicos presentes, clima,
características geológicas, etc.
La operatividad de todos los ecosistemas es bastante similar.
Todos necesitan una fuente de energía que, fluyendo constantemente por medio de
los distintos componentes del ecosistema, mantiene la vida y moviliza el agua,
los minerales y demás componentes físicos del ecosistema. La primera fuente, y
la más importante de energía es el sol.
En todos los ecosistemas encontramos también un flujo
continuo de los materiales. Los diferentes elementos químicos pasan del suelo,
el agua, o el aire a los organismos, y de unos seres vivos a otros, hasta que
vuelven al suelo, o al agua, o al aire, cerrándose así el ciclo.
En el ecosistema la materia se recicla -en un ciclo cerrado-
y la energía fluye, generando el correcto orden del sistema.